El propósito de vida en el Antiguo Egipto
Hubo un tiempo en el que me sentía vacío. No porque no tuviera nada, sino porque lo que hacía con mi vida no me llenaba en absoluto. Vivía en piloto automático, atrapado en expectativas que ni siquiera eran mías.
Creía firmemente que yo no tenía ningún talento, que el éxito era sólo para quienes habían nacido con más «suerte». Me conformaba con un trabajo que me daba estabilidad, pero que no me aportaba nada más.
¿Te ha pasado?
Esa sensación de estar presente, pero sin rumbo. Como si el tiempo pasara y tú solo lo observaras desfilar desde una ventana.
Así me sentía yo. Hasta que un día, sin previo aviso, una pregunta que llevaba tiempo rondando mi cabeza apareció con tal fuerza que no pude ignorarla más:
¿Para qué estoy aquí?

La respuesta no vino de inmediato, pero en ese momento supe que no podía seguir viviendo en semejante “des-propósito”. Así que comencé a buscar respuestas en lo que siempre me había fascinado: la historia, la filosofía y la mitología de las civilizaciones antiguas.
Si hay una cultura que me impactó profundamente en este camino, esa fue el Antiguo Egipto.
Meryt y Ma’at: El propósito en vida según los egipcios
En Egipto, la existencia no se limitaba a simplemente vivir. Todo debía estar en armonía con Ma’at, el principio de verdad, orden y justicia que regía el universo.
Ma’at no era solo una diosa, sino un concepto filosófico: representaba el equilibrio entre las acciones de los humanos y el cosmos. Para los egipcios, vivir en coherencia con Ma’at significaba vivir en propósito.

Diosa Ma’at alada con la pluma de avestruz sobre su cabeza
Y aquí es donde encontré algo que resonó profundamente conmigo: el concepto de «Meryt».
En el lenguaje egipcio, «Meryt» significaba literalmente «lo que es amado» o «aquello que se ama». Aunque su uso más común estaba relacionado con las relaciones afectivas, hay inscripciones que sugieren que los egipcios también hablaban de su trabajo y su vocación en términos de pasión y devoción.
Ejercer un trabajo con amor y excelencia era una forma de alinearse con el orden cósmico:
- El escriba que amaba su trabajo decía que su Meryt era la escritura.
- El escultor veía su labor como una ofrenda a los dioses.
- Los sacerdotes consideraban su servicio como un acto de devoción.
En el Antiguo Egipto, la profesión de una persona solía heredarse, pero también existían escuelas y talleres donde aquellos con talento podían ascender y encontrar su camino. El trabajo no era solo un medio de supervivencia, sino una responsabilidad sagrada.
Los egipcios no se preguntaban «¿qué quiero hacer con mi vida?», sino «¿cómo puedo vivir en armonía con Ma’at y hacer que mi existencia tenga sentido?«
El propósito más allá de la vida: El Juicio del Corazón
Para los egipcios, el propósito de vida no terminaba con la muerte.
En el Libro de la Salida al Día—mal llamado «Libro de los Muertos»—, se describía el viaje del alma hacia Aaru, los llamados Campos de Juncos. Este era un paraíso donde la existencia continuaba en su versión más plena, una réplica idealizada de la vida en la Tierra.
Pero no todos podían entrar en Aaru. Solo aquellos que habían vivido en equilibrio con Ma’at tenían acceso.
Para lograrlo, debían superar el Juicio de Osiris.
En esta prueba, el corazón del difunto era colocado en una balanza y pesado contra la pluma de Ma’at.
- Si el corazón era ligero y puro, el alma alcanzaba Aaru.
- Si estaba cargado de miedos, mentiras y actos deshonestos, la balanza se inclinaba y el alma era devorada por Ammit, la devoradora de almas.

El Juicio de Osiris del Papiro de Hunefer. Anubis, pesa el corazón del escriba contra la pluma de la verdad en la balanza de Ma’at.
Cuando entendí esto, me di cuenta de cuánto pesaban el miedo, las expectativas ajenas y mis propias inseguridades en mi propia balanza.
Si mi vida terminara hoy, ¿cómo pesaría mi corazón?
Aprendizajes: aplicar la sabiduría egipcia a mi vida
Leer sobre Ma’at y el Juicio del Corazón fue un punto de inflexión para mí. Me pregunté si mi propia balanza estaba en equilibrio o si estaba dejando que el peso de mis miedos, creencias limitantes y expectativas ajenas me arrastrara.
Fue en ese momento cuando entendí que si quería vivir con propósito, primero debía soltar todo lo que me alejaba de mi esencia.
🔹 Creía que el propósito era algo que debía encontrar, cuando en realidad siempre había estado en mí.
🔹 Pensaba que no tenía talentos, cuando lo que pasaba es que nunca me había permitido reconocerlos.
🔹 Me conformaba con un trabajo sin sentido, creyendo que era lo que debía hacer para tener estabilidad.
🔹 Vivía con miedo al cambio, sin darme cuenta de que aferrarme a lo conocido me estaba apagando.
Y ahí entendí algo clave: el propósito no es una meta lejana, sino una forma de vivir cada día.
Los egipcios lo sabían. No esperaban a «encontrar» su propósito, lo vivían en el presente. Creían que su vocación y sus acciones debían estar en armonía con Ma’at, porque solo así su corazón permanecería ligero cuando llegara el momento de la verdad.

Reflexión final: ¿Vivimos en coherencia con nuestro propósito?
Hoy, en la era moderna, tenemos la libertad de elegir nuestro camino, pero seguimos atrapados en estructuras que nos alejan de nuestra esencia.
Nos han hecho creer que el propósito es algo externo, cuando en realidad es la manera en la que decidimos vivir cada día.
Los egipcios no veían el propósito como un sueño, sino como un compromiso con su propia esencia.
Así que la pregunta es:
Si tu corazón fuera pesado hoy en la balanza de Ma’at, ¿sería tan ligero como la pluma?
No tienes que recorrer este camino solo
A veces, para soltar lo que nos pesa y encontrar claridad, necesitamos salir de nuestro entorno y permitirnos vivir una experiencia que nos transforme.
Por eso he creado un viaje a Egipto que va más allá del turismo.
No es solo un recorrido por templos y pirámides, sino una oportunidad para trabajar en ti, con un programa de acompañamiento antes y durante el viaje.
Si este post ha resonado contigo, quizá Egipto tenga algo que mostrarte.
